Wednesday, March 5, 2014

Ad Infinitum

Lentamente empezó a desperezarse, los lengüetazos se intensificaban y le quitaba el letargo, su labrador negro "Justino" lo miraba con preocupación, entre sueños recordó el sonoro escándalo que había oído o que creyó haber oído hace rato, estaba tan cansado, tan hastiado, desapegado, tan pero tan nihilista que ni siquiera el mínimo esfuerzo por abrir los ojos hizo en ese momento, se le ocurrió que si pasaba afuera no era su problema, si era algo grave le avisarían y si era adentro  y algo se había caído o roto así seguiría cuando decidiera despertar de verdad.
Después de acariciarle la cabeza a "Pulgas" para calmarlo, pensó que a lo mejor ya quería salir, al final aunque fuera solo un schnauzer plateado tenia necesidades fisiológicas.
Ya con un poco mas de consciencia y un poco menos de pereza miro el calendario, faltaban dos días para comprarle la comida a "Kaizer", el tener un husky monocromático tenia sus bemoles, como era la cantidad de comida que ingería y a veces rompía la vajilla que dejaba en la mesa intentando olfatear que había comido su amo
Pero con su perro no sentía tanta soledad al llegar a su casa.
El pensamiento se interrumpió cuando "Blackie" le gruño a su patio trasero, justo detrás de la cocina, tal vez era un maltés pero desde cachorro había tenido mucha percepción de las cosas, así que se dirigió a la cocina donde podría ver afuera desde la ventana.
Temió lo peor, un ladrón entrando, aunque con " Solovino" se iba a asustar el ladrón, no en balde era un rottweiler blanco y enorme...
Entonces pasó, se empezó a marear y la visión se le empezó a oscurecer, como si todo se cubriera de tinta negra poco a poco.
Antes que se sumiera en la oscuridad alcanzo a ver el patio, había algo extraño, como si la realidad, el mundo mismo se hubiera rasgado, como una cortina entreabierta que muestra los horrores que se esconden atrás.
Vio algo que parecía una sala de operaciones, con tipos vestidos de blanco que traian tapabocas, pero se veían raros, la perspectiva estaba mal... parecía que los veía enormes como si estuviera acostado en una mesa.
La oscuridad lo invadió completamente pero antes de perder el conocimiento oyó  una voz con porte militar que gritaba
-¡Jimenez! Su chistecito con la bandeja alteró el algoritmo del perro, si vuelve a hacer algo así lo mando fusilar-
-Si mi coronel, lo siento mi coronel- dijo una voz asustada
-Señor, lo vamos a volver a matar completamente para resetearlo y reiniciar bien la secuencia- terció una voz de mujer.
Todo negro...
Lentamente empezó a desperezarse, los lenguetazos de su perro se intensificaban...